Muchas mujeres, en algún momento de su vida, han experimentado las molestias producidas por la sequedad vaginal. Al vivirse en silencio, por el tabú que supone aún hablar lo relacionado a nuestros genitales, se suele esperar demasiado para buscar soluciones y esto puede tener desagradables consecuencias para nuestra salud sexual y emocional.
Sus principales síntomas van desde la irritación, escozor, e incluso ardor, hasta mal olor. Esto, aparte de la incomodidad y el dolor que puede llegar a suponer en nuestro día a día, puede afectar a las relaciones sexuales, provocando penetraciones dolorosas, disfunción conocida como dispareunia, llegando a disminuir el deseo sexual, al no producirse encuentros genitales placenteros. Además, puede afectar el estado anímico, a la autoestima de la mujer, y su acompañante, si lo tuviera.
¿QUÉ LE SUCEDE A MI VAGINA?
La sequedad íntima suele estar vinculada al estrógeno, hormona que mantiene los niveles de los flujos naturales y conserva el recubrimiento de la vagina hidratado. «Debido a factores como el embarazo, la lactancia, la menopausia o el estrés, los niveles de estrógeno pueden disminuir y modificar el equilibrio natural», afirma Intimina, compañía dedicada a cuidar los aspectos de la salud íntima femenina.
Sin embargo, existen otras causas no relacionadas con razones hormonales como la realización frecuente de duchas vaginales o el uso de ropa interior inadecuada, en cuanto a su composición, que modifique el equilibrio natural de tu flora íntima. Igual ocurre con el uso incorrecto de productos para la higiene íntima, como jabones, detergentes o lociones, o un exceso de higiene.
Asimismo, se puede producir como reacción a ciertos medicamentos, como es el caso de la píldora anticonceptiva o la quimioterapia, debido a sus efectos secundarios. Otros factores, como las cirugías ginecológicas de ovarios, la depresión o incluso fumar también podrían afectar a la lubricación.
En cuanto a las relaciones sexuales, llegar al coito vaginal antes de estar lo suficientemente relajada y excitada, puede impedir que se segregue la adecuada lubricación natural, necesaria para facilitar la penetración y mantener relaciones placenteras y no dolorosas. En este sentido, ya no sería, en principio, una cuestión hormonal, sino temporal, asociada a los tiempo que nos permitimos y exigimos en cuanto al sexo se refiere.
¿CÓMO PUEDO SOLUCIONARLO?
En función de la causa de tu sequedad vaginal, que en ocasiones resultará sencillo determinar y en otras habrá que acudir al profesional en ginecología para que lo examine, aquí tienes algunos remedios orientativos a tener en cuenta.
1. Respeta tus tiempos. Para lograr que todo fluya tienes que escuchar tu cuerpo y el de tu pareja. No han de ir la par, cada cuerpo lleva su ritmo y empatiza con la otra parte.
Juega y disfruta con el resto del cuerpo y la vulva, antes de que entre en juego la vagina. No vayas directa al grano, salvo que desees y notes, y te asegures, de que tu cuerpo, o el suyo, están preparados para poder disfrutarlo. Generar dolor, por adelantaros, podría cortar bastante el rollo, y ya no solo supone dejarte o dejaros a cero en cuanto excitación, sino llegar a plantearos dejarlo para otro momento.
En experiencias consecutivas de intentos fallidos, se podría llegar a generar una asociación negativa a lo que ha de vivirse como positivo. Esto conlleva consecuencias tanto físicas, asociadas al dolor, como psicológicas, afianzando miedos y fobias, relacionadas con la sexualidad, además de disminuir el deseo sexual, como respuesta de evitación a una experiencia no deseada.
2. Tratamiento con estrógenos. Cuando su producción no es suficiente, como sucede habitualmente con las mujeres en menopausia o perimenopausia, la terapia con estrógenos complementa los niveles hormonales naturales. Un estrógeno tópico, crema, anillo o cápsula vaginal suele ser suficiente.
Si aparecen sofocos o sudores nocturnos, se podrían recetar hormonas sistémicas, como pastillas o parches. En cualquier caso, el especialista ha de conocer el estado de la vagina para detectar su situación, si existe vaginitis atrófica o atrofia vaginal, y determinar el tratamiento adecuado, que ha de estar bajo su supervisión.
3. Hidratantes vaginales. Son un buen remedio para el alivio inmediato gracias a su base de agua que imita la humedad natural de la vagina, afirma Intimina. Uno de sus productos está enriquecido con aloe vera para suplir la lubricación natural del cuerpo.
Es importante no confundir estos productos con los lubricantes habituales, de uso puntual, que no son hidratantes, salvo que se especifiquen como tal. El Mucus y los productos de lavado vulvar, no vaginal, que respeten su pH natural, como los que incluyen en su fórmula ácido láctico o aceite de árbol de té, bacterioestático, ideal si apareciese mal olor, pueden contribuir a la mejoría.
4. Remedios naturales. Según los especialistas de Intimina, existen también otros suplementos de hierbas beneficiosas. Las isoflavonas o fitoestrógenos, como los que se encuentran en el hinojo, el ginseng, las semillas de lino y muchos productos de soja, tienen un efecto similar al del estrógeno en el cuerpo, aunque más débil.
La vitamina C, el perejil y el anís o el extracto de lavanda podrían ayudar igualmente a aliviar las molestias. La incorporación de algunos de estos ingredientes en la dieta puede ayudar a apaciguar los síntomas, comentan.
5. Suelo pélvico en forma. Nuestro gran aliado también nos ayudará en esto. La vagina y otros órganos internos descansan sobre la musculatura pélvica que, si está sana y fuerte, afecta positivamente a la salud íntima. Sin embargo, la caída de los niveles de estrógeno puede debilitarlo.
La actividad sexual y la estimulación vaginal regular ayudan a tonificar los tejidos vaginales. Las bolas chinas o los ejercicios de Kegel también son una buena opción. Fortalecen el suelo pélvico y mejoran el flujo de sangre a los tejidos vaginales, aumentando así la lubricación y humedad de la vagina. Además, si se utiliza un dispositivo de entrenamiento muscular como Elvie o un ejercitador inteligente, como lo es KegelSmart, te asegurarás de estar realizando los ejercicios correctamente y obtendrás todos los beneficios.
Ana Sierra es sexóloga