El término vampiro emocional surgió en libros de autoyuda como metáfora didáctica para designar a un conjunto de individuos con algún rasgo de personalidad muy acusado o con ciertos trastornos mentales que se traducen en un desgaste de quienes se cruzan en su camino.
Los vampiros emocionales pueden ser conscientes o no de su conducta, que en ocasiones obedece a la falta de empatía y en otras a una necesidad propia, así como los vampiros de la literatura necesitan alimentarse de la sangre de sus víctimas.
Tipos de vampiros emocionales
Si hacemos examen de conciencia o un ejercicio de introspección veremos que todos tenemos algún rasgo de vampiro emocional, pues nadie es una persona ajena a emociones como pueden ser el miedo, la falta de afecto o la necesidad de no ser la única persona que lo está pasando mal, aunque sea en circunstancias muy concretas o extremas.
Por tanto, la clasificación de los vampiros emocionales no obedece tanto a si alguna vez nos hemos sentido o comportado así, sino a si es parte de nuestra personalidad. Debemos aclarar que una persona que esté pasando por un duelo o por un periodo delicado y requiera de ayuda de su entorno no es un vampiro emocional, salvo que se acomode a esa situación y la prolongue más allá de lo necesario.
- Psicópatas, perversos o sociópatas. Son tres tipos de vampiros emocionales peligrosos, porque estamos hablando de rasgos que rozan la morbilidad. Los tres se caracterizan por una ausencia o severa escasez de empatía, bien a nivel interpersonal, bien como miembro de una sociedad.
- Histriónicos y narcisistas. Ambos desgastan a sus víctimas por su necesidad constante de atención, que además debe ser desmesurada. Presentan poca tolerancia a la frustración y, en el caso de los narcisistas, pueden pertenecer también al grupo anterior de los perversos, psicópatas o sociópatas, en cuyo caso puede ser que además de requerir atención demanden ser temidos y no logren ponerse en el lugar de sus víctimas.
- Perfeccionistas. Intentar hacer las cosas lo mejor posible no es malo, aunque ser perfeccionista puede resultar agotador. ¿Qué sucede cuando alguien impone su perfeccionismo a los demás? No pensemos a jefes exigentes sino en jefes tiranos o en personas de rígida moral que no aceptan otras conductas diferentes a las que estiman correctas y que te hace sufrir las consecuencias si no cumples con sus exigencias.
- El que toma tu mano para arrastrarte al fondo con él o ella. Imaginemos que un amigo o familiar lo está pasando realmente mal y requiere de una atención especial o de cuidados que no le brindarías en otras circunstancias, porque no la necesitaría. Es normal prestar ayuda porque sentimos empatía. Pero hay personas que no desean salir del pozo en el que se encuentran sumidos sino hundir a los demás para que les hagan compañía. Un ejemplo de este tipo de vampiro emocional sería una persona envidiosa hasta límites extremos, alguien que, como asegura un dicho, se quitaría un ojo con tal de que su vecino quedara ciego.
Estos son los tipos más frecuentes de vampiros emocionales, aunque hay muchos más. Si notas que, tras estar con una persona te duele la cabeza, te cuesta dormir o te sientes agotado y que, al intentar poner distancia, recurre a algún tipo de manipulación emocional, conscientemente o no, ya sabes qué sucede.