Durante el verano, la piel suele estar más expuesta a posibles daños, debido sobre todo a una exposición a la luz solar mayor de lo habitual, así como al contacto con el agua del mar o el cloro de las piscinas. Asimismo, los cambios climáticos y la polución ambiental se comportan como agentes nocivos para la piel.
Todo ello hace que la vuelta de las vacaciones sea un buen momento para que examines el estado de tu piel y tomes diversas medidas para su cuidado. No en vano, la piel es uno de los mayores órganos del cuerpo, que protege a éste de los riesgos medioambientales, regulando su temperatura y permitiendo la percepción del tacto.
De ahí que te presentemos la siguiente serie de consejos para que tu piel esté saludable y tenga una apariencia tersa.
Los excesos de limpieza pueden provocar una pérdida excesiva de grasa en las capas más externas de la piel y producir dermatitis, o bien, acentuar la sequedad de la piel»
Básico para una piel de melocotón
Bebe agua en abundancia
Tu cuerpo pierde agua a lo largo del día. Por ello, necesitas al menos reponer la que pierdes, para lo que has de beber entre dos y tres litros al día. El agua ayuda a que el cuerpo funcione lo mejor posible (no en vano, dos tercios de nuestro organismo son agua) y hace que tu piel tenga una apariencia más tersa y fresca.
Haz ejercicio
La elasticidad y la tonificación de la piel se pierden con la edad. Puedes mantener la firmeza de tu piel haciendo ejercicio físico regularmente. Un ejercicio moderado como el yoga puede ser tan beneficioso como el más vigoroso ejercicio muscular.
Cuando haces ejercicio, incrementas el flujo sanguíneo hacia la piel, lo que implica que ésta reciba de manera óptima los nutrientes y vitaminas esenciales. Por otra parte el ejercicio tonifica tus músculos, lo que ayuda a darle forma a tu piel.
Mantén tu piel reluciente
Una piel limpia es la mejor manera de prevenir infecciones y olores corporales. La mayoría de los jabones, limpiadores faciales, geles de ducha y productos de este tipo han sido probados previamente para garantizar que no provocarán irritaciones o reacciones alérgicas, de ahí que el tipo de productos que escojas sólo deberá responder a preferencias personales.
Recuerda que los excesos de limpieza pueden provocar una pérdida excesiva de grasa en las capas más externas de la piel y producir dermatitis, o bien, acentuar la sequedad de la piel.
Tómate una sauna
Al hacerte sudar y expulsar las impurezas, la sauna contribuye a limpiar tu piel. También mejora la circulación. Recuerda que antes de una sesión de sauna no has de beber alcohol o haber realizado una comida pesada.
Las personas mayores o aquellas con problemas cardíacos, respiratorios o dolencias crónicas deben evitar las saunas. Mantén una temperatura agradable y, eso sí, si durante la sesión te sientes mal o con mareos, sal inmediatamente de la sauna, bebe mucha agua y siéntate tranquilamente durante un rato. Si los síntomas no desaparecen, busca atención médica.
Cepilla tu piel
Cepillar con moderación tu piel en seco con un cepillo especial te ayudará a eliminar las células muertas que pueden hacer que tu piel parezca deteriorada. Cepilla siempre en dirección al corazón, es decir, desde las manos hacia los hombros, desde los pies hasta la cadera.
No te cepilles la piel si tienes cortes, heridas o si padeces enfermedades cutáneas como eczemas o psoriasis, ya que el cepillado no hará más que empeorar dichas afecciones.
Usa exfoliantes
Es parecido a cepillar la piel. Los geles de ducha o los masajes exfoliantes contienen partículas que favorecen el proceso de renovación celular sin agredir a la epidermis. Algunos contienen ácidos procedentes de algunas frutas (alfa hidroxiácidos ) que ayudan a eliminar las células muertas de la piel.
Estos ácidos, también denominados AHA, pueden irritar algunas pieles, por lo que debes dejar de usarlos si percibes signos de irritación o enrojecimiento de la piel.
Hay muchos exfoliantes en el mercado, por lo que tendrás que probar cual se adapta mejor a tu piel. O, si te atreves, a partir de una mezcla de aceite de oliva y sal marina gruesa, puedes intentar fabricar tu propio exfoliante cutáneo natural (obviamente, no la apliques sobre cortes o heridas).
Para suavizar las partes de la piel más rugosas, tales como rodillas, codos y talones, te puedes frotar con pulpa de aguacate en dichas zonas. Tendrás suficiente con una cantidad de aguacate equiparable a la que cabe en la palma de tu mano.
Hidrata tu piel
Hidratar tu piel diariamente te ayudará a mantenerla tersa al incrementar los niveles de humedad. La piel muestra distintas necesidades según la edad y el tipo de piel, por ello, si no estás seguro de qué es lo que más te conviene, es recomendable que consultes a tu farmacéutico.
Muchos humectantes contienen ácidos AHA, vitamina E, germen de trigo, aloe vera, extractos de plantas y otros ingredientes añadidos para mejorar la tonificación y textura de la piel, así como para reducir las marcas de la edad y las arrugas. Busca un humectante que no sea comedogénico (que no bloquee los poros) y huye de las «cremas milagrosas».
Utiliza protección solar
El cáncer de piel es el mayor riesgo de la exposición prolongada a la luz solar. Las mejores medidas preventivas consisten en la moderación y la protección. Hay que evitar una excesiva exposición a los rayos del sol, así como usar un protector solar con un Factor de Protección Solar (normalmente denominado SPF) de 15 o superior.
Es aconsejable una nueva aplicación de protector solar, especialmente después de haber sudado o haberse dado un baño. Un exceso en la exposición al sol puede empeorar o acentuar los problemas de piel como el ezcema o la rosácea, afección que se caracteriza por la aparición intermitente de enrojecimiento o inflamación de la piel.
Observa y vigila tu piel