Hace muchos años se convenció a las mujeres de la necesidad de lavarse sus «partes íntimas» y utilizar para ello una ducha vaginal.
Después de varias advertencias a través de los años sobre los problemas que pueden traer estos lavados, podría pensarse que esta práctica ya es obsoleta.
Sin embargo, sólo en Estados Unidos se calcula que una de cada 4 mujeres de entre 15 y 44 años utiliza duchas vaginales,según cifras de la Oficina para la Salud de la Mujer del Departamento de Salud.
Esto, a pesar de que los médicos recomiendan no hacerlas. Porque el lavado de la vagina ha sido asociado a infecciones vaginales, infecciones de transmisión sexual, enfermedad pélvica inflamatoria y embarazos ectópicos.
Ahora un nuevo estudio añade un riesgo más a la práctica de las duchas vaginales: pueden aumentar el riesgo de una infección de VPH (virus del papiloma humano), que puede causar cáncer de cuello uterino.
¿Qué es una ducha vaginal?
La ducha vaginal es la práctica de lavar o irrigar el interior de la vagina con agua u otros líquidos.
Algunas mujeres compran duchas con paquetes de lavado premezclados que a menudo están compuestos de agua con vinagre, bicarbonato de sodio o yodo. Otras hacen su propia mezcla casera.
Las mujeres que utilizan las duchas dicen que éstas las hacen sentir «frescas», que eliminan los residuos de la menstruación, que evitan el mal olor y las infecciones.
Los expertos, sin embargo, aseguran que estas creencias son falsas y que las duchas no protegen contra infecciones de transmitidas sexualmente y que no necesariamente «limpian» la vagina.
La ducha vaginal es diferente a lavarse la parte exterior de la vagina con jabón durante un baño.
¿Por qué no se deben usar?
El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) recomienda a las mujeres evitar la práctica de las duchas vaginales.
Estos lavados, explican los expertos, desequilibran el balance de bacterias en la vagina y pueden alterar la acidez del tracto genital.
Los cambios en la composición bacteriana que normalmente reside en la vagina puede conducir a un mayor riesgo de infecciones vaginales y el lavado también puede provocar la propagación de bacterias dañinas en el interior del tracto genital.
«La vagina es un órgano que se autolimpia», dice la doctora Elise Ross, obstetra y ginecóloga del Instituto de Salud de la Mujer de la Clínica Cleveland, en Estados Unidos». «Así que evitemos usar una ducha vaginal».
«Cuando tratas de limpiarla tú misma utilizando una ducha, en realidad estás eliminando los microbios normales y sanos además de cambiar temporalmente el balance de pH (acidez natural) de la vagina».
«En lugar de ofrecer protección, esto establece un ambiente que facilita el desarrollo de infecciones», dice la experta.
Otros problemas
Las duchas vaginales también se asocian a otros problemas de salud.
En agosto, un estudio realizado con más de 40.000 mujeres en Estados Unidos encontró un «vínculo significativo» entre esa práctica y el cáncer ovárico.
Los investigadores sugieren que los productos que se usan en las duchas pueden introducir ftalatos (compuestos químicos que se usan en la producción de plásticos) en el tracto reproductivo, lo cual puede incrementar el riesgo de cáncer ovárico.
Sin embargo, el vínculo no fue concluyente.
El nuevo estudio realizado en la Universidad de Texas con 1.271 mujeres de entre 20 y 49 años analizó la relación entre la ducha vaginal y el riesgo de una infección del virus VPH.
Los investigadores encontraron que la práctica de lavarse la vagina incrementaba el riesgo de infección de varias cepas de VPH,pero los resultados tampoco fueron concluyentes y los científicos afirman que puede haber otros factores en juego.
De cualquier forma, tal como señalan los expertos, es mejor «no correr el riesgo» de las duchas vaginales.
El profesor Ronald Lamont, portavoz del Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos de Reino Unido, afirma: «No se me ocurre ninguna circunstancia en la que las duchas vaginales puedan ser útiles».