Las tortugas son calificadas como animales exóticos, pese a ello llevan muchas décadas formando parte de los hogares españoles. Se suelen tener en cuenta como la mascota ideal para los niños, y lo cierto es que pueden ser divertidas y no demasiado difíciles de cuidar. Pero tener una mascota en casa implica una gran responsabilidad, si está bien cuidada la tortuga puede llegar a vivir hasta los 50 años, lo que implica media vida humana.
Aunque su caparazón les hace más entrañables que otros reptiles, no podemos olvidar que sigue siendo de la misma especie que camaleones, serpientes o iguanas. Su comportamiento, metabolismo y preferencias alimenticias tal vez no son todo lo entrañables que preferiría un niño, o tal vez sí.
Como otros animales de su especie, son ectotérmicos, es decir: necesitan que la temperatura ambiental sea la adecuada para que su metabolismo no entre en colapso y deje de estar activo. La razón por la que las tortugas se vuelven lentas es porque la temperatura ambiental es demasiado baja, entonces dejan de tener apetito y su metabolismo comienza a aprovisionar energía: se mueven muy despacio y cada vez más lentamente porque están pre-hibernando. Por evitarlo es importante llevar un control exhaustivo de su acuario o terrario y que nunca descienda de los 25ºC, y que no supere los 35ºC.
Diseñar su espacio
A la hora de tener una tortuga en casa debes saber que estas mascotas viven en su propio acuario o terrario. No es adecuado que estén en una caja de zapatos ni en ningún otro recipiente casero. Aunque cuidarlas no es complejo, sí es indispensable que se controlen las condiciones ambientales de su acuario para que puedan desarrollarse y alcanzar una alta esperanza de vida.
El terrario puede ser diseñado por ti, podrás elegir los elementos decorativos y cómo organizar el espacio, sin embargo se estima que dos tercios del acuario deberían ser ocupados por agua, para que la tortuga pueda nadar, y un tercio será tierra o roca para que la tortuga camine. De esta forma estamos garantizando a nuestra mascota un entorno suficiente para su desarrollo. Para la tortuga tan importante es nadar como caminar, pero ten en cuenta que disfruta (y necesita) alimentarse en el agua, por lo que si no tiene suficiente espacio no podrá desarrollar sus costumbres más básicas.
Un elemento indispensable del acuario de tu tortuga será la lámpara de luz ultravioleta. Debes proporcionarle este tipo de iluminación aunque para ti resulte invisible, pues lo cierto es que las lámparas de UVA/UVB que necesitan las tortugas emiten unas ondas invisibles al ojo humano pero que replican a la perfección las necesidades concretas de las tortugas, porque impostan la luz que les proporciona el sol. Gracias a estas lámparas pueden procesar y asimilar la vitamina D3, que es completamente necesaria para su desarrollo.
Alimentación
Las tortugas son reptiles omnívoros en su edad adulta, aunque en los primeros años de su vida se alimentan con dieta carnívora. Cuando viven en un entorno salvaje consumen seres vivos propios de entornos acuáticos como el suyo: caracoles, gusanos, crustáceos, babosas e insectos varios. Sin embargo, te sorprenderá saber que las tortugas también pueden alimentarse de pequeños roedores, peces y otros reptiles. Y si eso te sorprende, puede que lo haga aún más el hecho de que se trate de un animal que generalmente busca los huevos de otras especies (reptiles y aves) para devorarlos.
Aun así, las tortugas mantienen una alimentación variada, especialmente cuando alcanzan la edad adulta, entonces el porcentaje de alimento de origen vegetal llega al 75% y posteriormente al 90% en la edad madura. Lo que significa que su interés por la carne va disminuyendo poco a poco hasta reducirse a lo mínimo.
Los alimentos que podemos dar a nuestra tortuga doméstica pueden ser los mismos que consumimos nosotros, pues podemos facilitarle alimentos frescos o descongelados. Tales como gambas, langostinos o carne troceada de ternera o pollo. Un error común es creer que no precisan de más alimento que de pequeños crustáceos, y limitar mucho su alimentación con este tipo de nutrientes, lo que a la larga produce déficits alimentarios graves que merman su esperanza de vida.
Como reptil que es, agradecerá animales vivos que supongan un reto, como diversión y entrenamiento la tortuga podrá ingerir tras haber dado caza a grillos, gusanos, caracoles y lombrices.
Hibernación
Aunque si no estamos al tanto puede ser una situación muy alarmante, lo cierto es que las tortugas están preparadas para hibernar cuando la temperatura de su ambiente baja de los 10ºC, y eso no implica un problema ni una situación crítica. Su metabolismo considera que no puede seguir operando, y decide “cerrar” su actividad hasta que el ambiente se torne más cálido.
Por ese motivo, el comportamiento de la tortuga varía y empiezan a comer con mayor voracidad durante alrededor de tres semanas, haciendo acopio de nutrientes para soportar el intervalo que va desde los 3 hasta los 6 meses, tiempo en el que quedarán dentro de sus caparazones sin presentar ningún movimiento.