Si algo usamos cada día varias veces es la cubertería. Un elemento de nuestras cocinas básico y en cuyo mantenimiento no solemos fijarnos, tal vez porque llevamos con un tenedor en la mano desde que tenemos memoria. Pero lo cierto es que su limpieza consta de ciertos detalles que nos pueden ayudar a mantenerla perfecta mucho más tiempo.
Siguiendo estos pasos a la hora de limpiar la cubertería de nuestros hogares, comenzaremos a notar la diferencia en el aspecto de cucharas, cuchillos y tenedores.
Ahora bien, no necesita el mismo tipo de cuidados una cubertería de acero que de plata. Por eso vamos a diferenciar los pasos.
Cómo limpiar una cubertería de acero
Las cuberterías de acero son las más habituales en todos los hogares debido a su gran resistencia ante el desgaste. Pero tras varios usos, las piezas pierden ese brillo con el que las compramos y parecen sucios aunque estén recién fregados. Incluso la suciedad comienza a marcarse con más facilidad.
Por ello lo mejor es realizar los siguientes pasos tras cada uso:
Lavar la cubertería a mano
- Lavar con agua y jabón usando la parte suave de la esponja, salvo que haya algún resto más complicado, para lo que emplearemos la cara áspera.
- Aclarar con agua.
- Secar inmediatamente después. Solemos dejar los cubiertos escurriendo, pero lo mejor para que no aparezcan manchas es secarlos tras fregarlos a mano.
En caso de que no puedas fregarlos después de comer, no los dejes en remojo. Acláralos para que no queden restos que puedan endurecerse y déjalos en el fregadero, pero nunca dentro de recipientes con agua.
En el caso de que tu cubertería tenga el mango de madera, deberás lavarla también a mano, ya que la madera sufriría mucho en el lavavajillas. Y en este caso es aún más importante secarlos al momento para que no absorban la humedad. Cuando la madera comience a verse más desgastada, puedes pasar un algodón con unas gotas de aceite de oliva o corporal por los mangos para que recuperen su buen aspecto.