¿Por qué será que los bolsos siguen despertando una fascinación difícilmente alcanzable por otros accesorios? No es que los zapatos no sean objeto de coleccionista, pero los bolsos tienen otro estatus, aunque solo sea porque asomarse a su interior, a lo que hay en ellos, habla alto y claro de la persona que lo lleva. Incluso el modelo escogido: no es lo mismo lo que alberga un tote XL para ir a trabajar que uno de tamaño diminuto para salir por la noche. Tampoco la escuela estética en la que se milite (al menos, durante el tiempo que dura el look puesto) será la misma si se lleva un modelo liso en tono neutro que un bolso peluche o cuajado de adornos inesperados. Y así, todas las variantes que se quieran imaginar. ¿Lo curioso? Que muchas de ellas están entre las tendencias de otoño-invierno 2021/2022, unas que, en líneas generales, hablan de cierta controlada (y maravillosa) excentricidad y ganas de epatar.
Los bolsos con candado
Resulta llamativo empezar por aquí, por un adorno, pero también justo. El motivo es sencillo: recurrir a los aderezos es una de las maneras más rápidas de actualizar cualquier tipo de estructura, desde las más sobrias, como la de Schiaparelli, hasta los clásicos que se reeditan, como el Amazona de Loewe. Podrían escogerse distintas formas o maneras de embellecer (todavía más) el bolso, pero un candado es una de esas formas atemporales que envejecen bien, muy bien. Relacionarlo con el deseo de seguridad que sobrevuela parte de las tendencias de la temporada y los discursos creativos desde hace un tiempo, queda en cada cual.
Los bolsos XS
Quizás es porque nos hemos acostumbrado a estar en casa y cuando salimos vamos a estar (en teoría) tan poco tiempo fuera que lo mejor es llevar lo mínimo. O quizás sea, simplemente, que hay tantas ganas de recuperar el exterior y ese tipo de actos sociales en los que los códigos de fiesta mandan medidas pequeñas, que los bolsos han encogido significativamente su tamaño. El ejemplo para diario perfecto está en Celine by Hedi Slimane, mientras que los de querencia nocturna se hacen fuertes en Versace. La cuestión es que este accesorio también puede interpretarse como ese complemento curioso y llamativo que eleva un look de básicos, por lo que se alinea con el concepto del consumo responsable y con esas ganas de volver a vestirse de manera especial.
Los bolsos con asa de cadena
Al igual que los mencionados candados, estas asas de cadena o eslabones son una manera fácil y efectista de actualizar los bolsos del otoño-invierno. Tanto es así, que algunas parecen emular cierta vocación DIY gracias a ser el segundo asa. Vaya, que se añaden a bolsos de asa corta y rígida para poder colgarlos del hombro y, ya de paso, convertirlos en todavía más versátiles y funcionales. Sucede con muchos, pero en Giorgio Armani, Acne Studios, Valentino o Longchamp se ve incluso más claro.
Los bolsos brillantes
Si los vestidos de fiesta se han hecho con parte de la conversación de las tendencias de otoño-invierno 2021/2022, no es extraño que tengan un complemento idóneo que se adapte a las ganas de salir, de bailar, de celebrar. De aportar, por qué no, cierto delirio a estilismos para ocasiones un poco más especiales, como sucede con los bolsos con forma de corazón de Gucci. Tanto con esas formas figurativas como con otras más comedidas y prácticas, como las de Jil Sander o Paco Rabanne, estos complementos tienen como misión centellear, tanto a través de aplicaciones metálicas como de tejidos brillantes, como el bolso de mano de Burberry o la riñonera XL de Dolce & Gabbana.
Los bolsos peluche
Son de los accesorios más llamativos de la temporada, y puede que también de los más complicados. Es cierto que no encaja en todos los estilos, pero resulta más versátil de lo que parece: basta con dar con el color y el tipo de pelo sintético adecuado. Los hay de colores llamativos, como los de Blumarine o Nina Ricci, pero los de colores claros, como los de Prada, Burberry, JW Anderson o Michael Kors minimizan el margen de error. Se llevan con todo, como si fuese un bolso normal y corriente, porque no, no hay que tenerles miedo: es hora de volver a divertirse construyendo looks.
Por María José Pérez MéndezVer fotos