Ayudar a otros es una de las metas vitales más importantes.
Pero como todo, un exceso de empatía es capaz de desgastarnos, como el agua erosiona poco a poco la roca.
Como psicóloga, mi trabajo consiste en ayudar a otros, en ocasiones ayudando desde el dolor, el trauma, la ansiedad y el sufrimiento.
Y yo soy humana también… Esos relatos me conmueven y, en ocasiones, me agotan, descargan mis baterías internas. Señal del desgaste que produce en mí la empatía “mal entendida”, aquella que me aleja de lo que he ido aprendiendo en mi profesión y me llena de tristeza y temor.
Este proceso es normal… La clave está en cuidarnos para identificar antes esas “caídas” y volver a nosotros mismos. Para mí, esta sensación de profundo agotamiento, es una llamada de atención para entrar más en mí, para meditar y dedicarme tiempo… Y es que a veces me olvido de mí misma.
El desgaste por empatía, también llamado fatiga por compasión, es un síndrome relativamente habitual entre los profesionales que dedican su vida a cuidar a otros, especialmente a aquellas personas que atraviesan momentos vitales difíciles, traumas o graves enfermedades, incluso la muerte.
Este desgaste emocional, en realidad se produce cuando existe un desequilibrio entre el cuidado a otros y el cuidado a uno mismo. Y es que el altruismo es positivo, pero nos lleva a olvidarnos de nosotros mismos, llegando incluso a pensar que somos egoístas por dedicarnos tiempo para relajarnos mientras hay tanto sufrimiento ahí fuera, en el mundo.
Todo esto está en tu mente, porque tú también necesitas descansar y porque también te mereces disfrutar de la vida.
Y es que poder ayudar a otro ser humano a sobrellevar una situación difícil, deja al descubierto nuestras heridas, esas que solemos ocultar, pero que salen a la luz al observar el dolor ajeno. En lugar de avergonzarte de tus heridas y cicatrices, mejor enorgullécete de ellas, son las que te hacen ser como eres, son las que pueden cambiar el mundo.
Nunca olvides el magnífico ejemplo que eres para otros, simplemente por ser tú, por mostrarte natural y no esconderte detrás de tu bata o de tus títulos. Cada herida ha traído sabiduría hasta ti, de modo que no las escondas porque ellas te hacen único y desde ahí es donde ayudas a los demás.
En los profesionales de la salud, se produce un contacto muy estrecho entre el desgaste por empatía y el síndrome de burnout. De modo que una buena manera de evitar quemarte en el trabajo, es dedicarte tiempo, escucharte y alejarte de las cosas que ves cada día.
El desgaste por empatía se produce cuando te contagias de las emociones y pensamientos de otra persona. Y sí… Además de virus como el Covid-19, también nos contagiamos de las emociones. En tu trabajo cotidiano esto puede ser relativamente habitual y como yo quiero ayudarte en la distancia, te voy a dar algunas pautas que puedes seguir para que ayudar a otros no erosione tu esencia…
Respira… Este es el gran consejo, el gran regulador emocional. La respiración es extraña… Nos conecta con nuestro cuerpo y al mismo tiempo nos ayuda a despejar nuestra mente. Parece magia, pero en realidad es la sabiduría de nuestro cuerpo en acción. Si en algún momento sientes que te contagias de lo que otra persona está experimentando, respira desde dentro de ti, ánclate a tu nariz, pecho y abdomen y fluye con esta marea serena.
Tómate un descanso… La sensación de que tus baterías internas se desgastan, que estás más sensible y desgastado, es un aviso para que te cuides, para que frenes un poco, para que te dediques tiempo. Tómate unos días libres y desconecta del trabajo, entra más profundamente en ti, relájate y haz cosas que te apasionen, que te permitan conectarte de nuevo con la energía de la vida.
Cuanto más estresados estamos, mayores niveles de cortisol recorren nuestro cuerpo y eso nos hace ser menos empáticos. De modo que mantente atento a las señales del estrés, tal vez tu desgaste provenga de él.
Respeta tus emociones y a la propia empatía… Este desgaste es habitual, que aparezca no quiere decir que tengas que dejar de hacer lo que haces, solo te indica que debes trabajar desde otro lugar dentro de ti, haciéndote consciente de tus propias heridas y sanándolas en el proceso… Porque eres maestro y alumno, no lo olvides. Acepta tu empatía, acepta que te conectas emocionalmente con otras personas, es algo maravilloso, es señal del enorme amor que hay en ti.
Y si sientes que tu desgaste es demasiado profundo como para cambiar por tu cuenta, acude a un psicólogo que te ayude, que te permita comprender tu hermoso mundo emocional.