Las tendencias otoño-invierno 2020/2021 resumidas en 10 claves: de la prenda que define la estación –en las dos versiones que importan– a la inspiración cinéfila que parece haberse colado en un gran número de moodboards esta temporada, pasando por ese lugar de nuestra infancia al que nos hacen volver muchas de ellas o el leitmotiv de los próximos meses que se puede interpretar de maneras muy distintas. Pero también los detalles que importan –y que te harán replantearte el minimalismo de la pasada primavera–, el color que más triunfará contra todo pronóstico y todo lo que tienes que saber sobre zapatos, bolsos y demás accesorios. La temporada empieza aquí, con este resumen de las más importantes tendencias otoño-invierno 2020/2021.
Uno destaca especialmente porque ha sido el más repetido en los desfiles del otoño y el otro por la enorme coincidencia entre dos grandes firmas. Hablamos, por un lado, del vestido de inspiración viuda negra y, por el otro, del diseño rojo de lentejuelas más buscado de la temporada. Dos prendas muy concretas que han hecho del vestido de cuello alto y manga larga la prenda más buscada de la estación.
Ya sea en tejido de terciopelo, como en Balenciaga, Fendi y Celine; de látex, como en Saint Laurent; satinado, como en Rochas o con abertura y bordados, como en Givenchy, las siglas LBD del próximo otoño responden a otra denominación: long black dress. El vestido negro de la próxima estación alarga y amplía su silueta y se vuelve más discreto y modesto que nunca ocultando al máximo los centímetros de piel. Más de una docena de firmas corroboran que esta es la prenda del otoño.
Pero si alguien podía arrebatarle este título es, sin duda, el vestido rojo de lentejuelas con cuello alto y manga larga que hemos visto en Bottega Veneta y Valentino cuyo parecido es tan evidente que solo puede significar una cosa: tendencia a la vista. Un diseño que también ha estado presente en Saint Laurent, con lazada y grandes hombreras, y en Paco Rabanne, con paillettes XL que hacían las veces de escamas. Prescindiendo de las mangas pero haciendo hincapié en las lentejuelas rojas cabe destacar las versiones minimal de Christopher Kane y No. 21 o la de volantes y drapeados de Rodarte, que se inspira en el vestuario de Winona Ryder en la película Drácula de Francis Ford Coppola.
La inspiración: ‘Matrix’© Fotos: Gorunway.com/ Collage: Andrea Hernando (Condé Nast Creative Studio)
Si juntamos en un mismo espacio-tiempo los tejidos de látex vistos en Saint Laurent, Balmain o Balenciaga con las chaquetas de piel y gabardinas hasta el suelo de firmas como Valentino, Loewe o Miu Miu, el resultado no podría ser otro que el vestuario de una superheroína de la noche: Trinity en Matrix (1999). Pantalones y tops de látex, un trench plastificado, gafas minimalistas y una actitud muy 90s hacen del personaje interpretado por Carrie-Anne Moss la perfecta musa dark del otoño-invierno. Sin duda, el lado menos romántico y sí más futurista de la tendencia goth que hemos visto sobre las pasarelas.
El detalle estrella: los apliques
Si estabas cansada del minimalismo 90s de las anteriores temporadas, tranquila: la temporada de otoño viene cargada de apliques de diferente índole que harán las delicias de las más osadas. Las plumas en vestidos, blazers y abrigos –de Altuzarra a Chanel, pasando por Oscar de la Renta, Loewe, Rochas, Dries Van Noten, Erdem, Giambattista Valli o Givenchy–, los flecos de vocación artesanal, estilo años 20s o de carácter festivo –vistos en Bottega Veneta, Dior, Prada, Rodarte o Jil Sander– y los bordados de pedrería –en JW Anderson, Lanvin, Oscar de la Renta e Isabel Marant– desmienten por completo aquello de “menos es más”.
El lugar: la escuela
Podríamos haber citado la campiña inglesa o cualquier entorno eclesiástico –muchas tendencias podrían englobarse en ambos universos– pero la escuela (o la universidad) también recoge un número significativo de las que importan esta temporada: de los estampados de cuadros en clave total look –vistos en Victoria Beckham, Dries Van Noten, Chloé, Stella McCartney, Miu Miu, Dior, Gucci, Marc Jacobs, Givenchy y JW Anderson, aunque no siempre de inspiración colegial– a los uniformes escolares más literales de Preen by Thornton Bregazzi y Dior –que incluyen corbatas como Prada y Chanel–, pasando por la versión de la colegiala nerd de Gucci o la deportiva y universitaria, polo de rugby y jersey de cricket mediante, de Burberry. Las trencas de color gris de Max Mara, cuyo sempiterno camel cedió terreno al color neutro más buscado del otoño, también nos sitúan en el patio del colegio.
El color: el verde
Del más versátil verde esmeralda –visto en los desfiles de Gucci, Sies Marjan, Valentino, Longchamp, Hermès o Emilia Wickstead– al inesperado verde rana –en Bottega Veneta, Chanel, Burberry o JW Anderson–, pasando por el verde menta –Lanvin, Prabal Gurung, Marc Jacobs, Vera Wang, Loewe o Tory Burch–: si algo nos ha quedado claro es que el color más buscado de la próxima temporada viene cargado de esperanza. Esta última variedad pastel, precisamente, viene a corroborar también una de las premoniciones más repetidas de los últimos años: ya en 2018, WGSN anunciaba que se convertiría en el millennial pink de 2020.
El leitmotiv: la protección
Como si hubieran previsto la crisis de la COVID-19 y teniendo muy presentes las terribles consecuencias del cambio climático, muchas firmas parecen haber lanzado un mensaje de protección al universo aunque, eso sí, de diferente naturaleza. Mientras que los abrigos de pelo XL de Marine Serre, Dolce & Gabbana, Stella McCartney o Isabel Marant parecen hacer hincapié en las extremas temperaturas, las mangas y hombros superpoderosos, casi musculosos, de Fendi, Rodarte, Lanvin, JW Anderson, Miu Miu o Prada hablan de defensa y empoderamiento. El gesto envolvente de ponerse una bufanda o manta alrededor del torso imitando el cálido gesto de una tarde de invierno en el sofá, visto en Jil Sander, Givenchy, Michael Kors Collection o Tod’s, pronostica otra corriente que no podría estar más en sintonía con los nuevos tiempos: cocooning o la tendencia creciente del individuo a refugiarse en su hogar.
La contradicción: los escotes
En todas las temporadas existe siempre una contradicción (o incluso varias) que enfrenta dos tendencias importantes. Mientras que la primavera pasada eran los años 70 vs. los 90, este otoño-invierno esa discordia se centrará en los escotes. Aunque el décolletage seguirá su ascenso imparable mediante amplias asimetrías y reveladores cut outs –las aberturas frontales y laterales serán clave los próximos meses–, también lo harán los vestidos de cuello alto y las modestas mucetas y esclavinas vistas en Givenchy, Jil Sander, Paco Rabanne, Nina Ricci, Balmain o JW Anderson. Enseñar o no enseñar en absoluto: esa es la cuestión.
El calzado: las botas
Que las botas son el zapato del otoño es una obviedad pero esta temporada su importancia dentro de las tendencias en calzado es vital. Con permiso de los Mary Janes, de los kitten heels y de los diseños planos con punta afilada –tres regresos de inspiración retro–, el dominio de las botas y botines se multiplica la próxima estación gracias a la cantidad de versiones que triunfarán sobre el asfalto. A las combat boots de Valentino y a las Chelsea chunky boots de Stella McCartney, dos tendencias que llevan pisando fuerte desde el pasado otoño, se le unen las botas slouchy o arrugadas de Balmain, las de estilo ecuestre de Coach, las tipo mosquetero de Chanel, las over-the-knee de Saint Laurent o las de agua de Prada o Versace. Desde luego, hay donde elegir.
Los bolsos: del mini al maxi
Entre los bolsos mini colgados al cuello vistos en Prada y los de tamaño maxi por los que han apostado firmas como Bottega Veneta, existen otras dos tendencias que podrían suponer un giro inesperado en nuestro armario de otoño. De un lado, los bolsos con cierre de boquilla e inspiración vintage vistos en firmas como Erdem o Miu Miu; de otro, los bolsos de borrego de Dior, Michael Kors Collection o Dries Van Noten. Dos diseños de aires retro que, como los primeros, parecen representar las dos caras de una misma moneda.
Los accesorios: del ‘lady’ al ‘garçonne’
Dentro de la amalgama de tendencias que hay este otoño en lo que concierne a los accesorios, existen tres muy concretas que han destacado en los desfiles de la temporada. Por un lado, los eslabones: de Balmain a Saint Laurent, pasando por JW Anderson, Off-White, No. 21 o Alberta Ferretti, pocas firmas se han resistido a darle ese toque tan 80s no solo a sus joyas, sino también a los bolsos (y no hablamos únicamente del asa), a los cinturones e, incluso, a las sandalias. Por el otro, los guantes largos tipo ópera acompañando, en muchas ocasiones, a un vestido de noche de tirantes: Marc Jacobs –inspirándose en Jackie Kennedy–, Valentino, Erdem, Rodarte, Sportmax o Sacai han recuperado este accesorio de noche de los 50 y 60. Y, para terminar, las corbatas en versiones de tul, como en Dior; de colores vibrantes, como en Prada; largas y muy finas, como en Chanel o anchas y de cuadros, de estilo college, como en Preen by Thornton Bregazzi. ¿Atrevidos? Sí, pero no imposibles.