En los últimos meses todos los seres humanos hemos experimentado muchos cambios en nuestras vidas, ya que las medidas sanitarias retomadas han hecho que nos adaptemos a las actividades diarias y esto podría provocarnos incomodidades en nuestra salud.
Aunque no lo creas, el ciclo menstrual no está a salvo en esta cuarentena, ya que es fácil interrumpirlo y con el estrés generado asociado con la crisis del COVID-19 fácilmente puede suceder.
El estrés no es una experiencia mental ya que el cuerpo reacciona de diferentes maneras. En un informe de la Organización Mundial de la Salud se muestra que el mayor impacto psicológico del virus hasta la fecha son las tasas elevadas de estrés o ansiedad.
¿Qué genera el estrés?
El estrés activa una vía hormonal que promueve la salida de cortisol que es llamada la hormona del estrés.
La liberación de dicha hormona puede suprimir los niveles de hormonas reproductivas y conducir a una evolución anormal y así puede interrumpir en el ciclo en las mujeres.
El informe plantea básicamente que según nuestros niveles percibidos de estrés y señalización cerebral, nuestros cuerpos pueden decidir que no es un buen momento para ovular o tener un período. Según los especialistas, un ciclo menstrual requiere “una delicada orquesta de eventos para que las hormonas adecuadas se creen en el momento adecuado”, y el estrés puede interrumpir eso.
“No es irracional pensar que el estrés físico y mental que ejerce sobre su cuerpo podría tener efectos posteriores en su salud reproductiva, incluida la regularidad de su ciclo menstrual”, dijo la obstreta y ginecóloga de la Universidad de Stanford, Jennifer Conti, quien añade que la población desconoce la forma en que el COVID-19 puede afectar a los órganos.
Así que si en estos días tienes una llegada temprana, retraso o una interrupción de la menstruación, una de las posibles causas podría ser el estrés generado por el encierro a causa del coronavirus.
La forma más común de un ciclo menstrual interrumpido es un período perdido o retrasado. Esto sucede porque el cuerpo se está adaptando para protegerse. Cuando estamos en un estado de estrés percibido, nuestro sistema prioriza la seguridad sobre la ovulación, relató el portal de noticias Infobae.
El periodo menstrual está influenciado por varios aspectos como la dieta, rutinas de ejercicios, sueño, entre otros.
El estrés generado en estos días puede notar un periodo perdido, manchado o incluso un flujo más pesado de lo habitual. Además, el cambio repentino en la rutina también ha causado que las personas se olviden de tomar sus píldoras anticonceptivas, lo que también puede interrumpir un período mensual.
La amenorrea, la ausencia de períodos, ocurre cuando alguien ha pasado por un evento traumático. La dismenorrea, la menstruación dolorosa, se ha relacionado con situaciones de alto estrés. Por eso las personas que ya experimentan dolor menstrual tienen más probabilidades de verse afectadas por este fenómeno.
“Cuando existen situaciones como la actual, en la que todos estamos viviendo un distrés, o sea un estrés prolongado, el conjunto de las funciones hormonales puede alterar su ritmo sincronizado y producir otras alteraciones del ciclo menstrual como el aumento de la frecuencia, tener dos sangrados en el mismo mes, que pueden ser menstruaciones o sangrados intermenstruales”, explicó la médica sexóloga Beatriz Literat al portal.
Ahondó que “también puede alterarse la cantidad en más o en menos. Por lo general no debería haber un motivo de alarma a menos que estas situaciones se repitan durante tres ciclos consecutivos, en cuyo caso corresponde realizar una consulta ginecológica”